2 ago 2010

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Ella se encontraba imaginándose el preciso momento, ¿cómo lo debía saludar?, ¿agarraría su mano al caminar?, ¿de que hablarían? Hace tanto tiempo que esperaba esta invitación, después de tantas noches llenas de charlas, de palabras bonitas, esa noche se encontrarían.
Para todo el mundo era un miércoles normal, mitad de una semana llena de ocupaciones, mientras todos se encontraban pensando en como llegar a casa, que debían preparar para mañana, mientras las madres peleaban con sus hijos para que hicieran la tarea, el estaba sentado en su cama pensando en como se vería ella, sin duda alguna estaba extremadamente nervioso, era la primera vez que la invitaba a salir, irían al cine, claro; eligió ese día ya que no habría tanta concurrencia en las salas, luego pensarían en que más hacer, aunque en ese momento no era su mayor preocupación ya que tenia otras cosas en mente, mas precisamente sus ojos, hace una semana le propuso encontrarse y desde ese mismo instante no paraba de pensar en ella.
El reloj marcaba las 20 horas, faltaban exactamente treinta minutos para su encuentro, la puerta de un shopping seria el lugar. Franco se encontraba saliendo de su casa, cierra la puerta y se queda pensativo, alguien que pasa por ahí lo distrae; el simplemente sonríe, ya esta listo para verla así que empieza a caminar hacia el encuentro. Ana por su parte se maquillaba, sonreía al espejo, caminaba de un lado a otro de la casa, su gato cómodo en un almohadón la miraba escéptico, ella se detiene un instante, mira el reloj y vuelve a correr, agarra su cartera; la mira como contando las cosas en su interior, la cierra y escucha una bocina procedente de la calle, el taxi la estaba esperando, sale de la casa cantando una canción que le había quedado grabada en la memoria y se dirige al shopping.
Nervioso, pensativo, se encontraba Franco no paraba de observar su reloj de muñeca, había llegado 10 minutos antes de lo pactado, y la espera le parecía fatal, el único consuelo que le quedaba era el tiempo que pasaría con Ana, mientras tanto un taxi con una linda morocha se encontraba en plena avenida, el transito era el esperado para ese horario, no parecía preocupada por el tiempo, simplemente se disponía sonriente a mirar por la ventanilla. Ya a unas pocas cuadras del lugar del encuentro, se sentó sumamente derecha en el asiento trasero del taxi, su corazón se acelero excesivamente de un momento a otro, el conductor estacionó en la puerta del shopping ella le paga y baja, luego de cerrar la puerta gira y ahí lo ve; distraído con sus ojos en los automóviles que vienen y van, se acerca un poco y logra que la vea, en esa mirada pareció detenerse el tiempo, sobraban las palabras, el se acerca y sin pedir ningún tipo de permiso la besa, luego ambos sonríen.
La abraza sutilmente y se dirigen a las ventanillas del cine, en el camino discutían que película podían ver, ambos elegían la comedia por sobre todas las cosas, y para su suerte había una recomendada en cartelera. Mientras caminaban observan una gran cantidad de personas, aunque esto no les molestaba, pero al acercarse a las ventanillas notan que esas personas habían elegido al igual que ellos que ese día irían al cine, tal vez una hora de fila o mas tendrían que esperar para sacar las entradas, el la mira decepcionado, pensaba que su salida estaba desvastada, jamás imagino que un día miércoles a la noche, mitad de semana, tantas personas pensarían al igual que el que las salas estarían desiertas, frustración era la palabra que describía su estado de ánimo, Ana como bien sabia hacer, le sonríe, esto lo reconforta, ella sabia muy bien que el cine no se movería de ese lugar, podrían venir la siguiente semana, al fin y al cabo el motivo del encuentro era pasar un agradable momento juntos y poder conocerse más, el no mirar una película no podría impedírselo.
Lo toma de la mano y lo invita a la famosa heladería que se encontraba a solo unas cuadras del cine; el acepta ya que lo mas importante en su mente en este momento era estar al lado de Ana; ambos sabían que ese sentimiento estaba en el corazón del otro, desde la primera conversación, luego de esas simples miradas, no habría nada mas que aclarar.Este es otro de los casos donde la Ley de los grandes números se presenta, esta ley establece que la probabilidad de que cualquier evento posible (incluso uno improbable) ocurra al menos una vez en una serie, esta probabilidad incrementa proporcionalmente con el número de eventos en la serie.

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