12 feb 2015

Llego como una ventolina, arrasando con todo lo que había
desarmando la rutina, consumiendo mis horas de sueño.

Hoy se va, tan lejos, distante,
con la mirada turbada y el corazón desarmado.

Me deja con pensamientos turbios,
con insomnio repentino, lagrimas en los ojos.

Sin animarse, sin animarnos,
nos consumimos en la estúpida idea de hacer lo correcto
de no defraudar a nadie, sin ver que nos defraudamos a nosotros mismo.


-Si todo vuelve cuando mas lo precisas, nos veremos otra vez.

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